¿Quieres conocer uno de los trekkings más hermosos del mundo? Desde el 31 de julio hasta el 18 de agosto tendrás la oportunidad de visitar unos de los lugares más espectaculares que existe.
Atrévete y acompáñanos en esta única aventura hasta los cofines del Karakórum, en un viaje hasta el mismo campamento base del K2 quien, con sus 8.611 mts. de altitud, es la segunda montaña más alta del mundo, subiendo por el imponente glaciar Baltoro, como parte del maravilloso circuito Gondogoro-La.
Nanga Parbat 1962: vía Kinshofer, abriendo una nueva vía.
La ruta Kinshofer, sólo fue escalada en 1962 y es la menos complicada de la montaña, pero en ningún caso fácil. Estas son las diferentes rutas del Nanga y sus primeras ascensiones.
Rakhiot (arista este) 1953
Kinshofer (Diamir) 1962
Rupal (espolón central) 1970
Schell (arista SSO Rupal) 1976 Messner (vert. O Diamir) 1978
Polaca (espolón SE Bazhin) 1985
Japonesa (esp. NO Rakhiot) 1995
El Nanga es una de las montañas “ochomileras” con las más grandes paredes del planeta. Por cualquiera de sus cuatro vertientes (Rupal, Diamir, Rakhiot y Bazhin), ofrece desniveles de más de cuatro mil metros. Y precisamente la pared opuesta, la Rupal, que con sus 4.500 metros es considerado el mayor muro de la tierra.
Debido a esta razón —entre otras— es que el Nanga es de esos ochomiles sin ninguna vía sencilla para alcanzar su cumbre, aunque la ruta Kinshofer hace ya bastante tiempo se transformó en la “normal”. Normal sólo en términos de asistencia, pues sólo es la menos difícil. Mención aparte, esta ruta fue la segunda en ser ascendida en la montaña. La primera —llevada a cabo 9 años antes— fue escalada a través dela cara Rakhiot, por el extraordinario escalador austríaco Hermann Bühl, en una notable y mítica ascensión en solitario, tras haber desobedecido las órdenes de regresar.
¿Pero quién fue el primero en la Kinshofer? ¿Y por qué Kinshofer? Entre las décadas 30 y 50, esta montaña fue una verdadera obsesión nacionalista para los alemanes. En pleno régimen nazi, las expediciones germanas se sucedían con frecuencia, organizando grandes exploraciones a la zona y varios intentos fallidos a sus vías, cobrando también muchas vidas. A varios de sus notables alpinistas —entre ellos Heinrich Harrer, autor de “7 años en el Tíbet”, por ejemplo— se les seducía (¿o exigía?) pertenecer al organizado cuerpo de protección nazi, la SS—unidad paramilitar—, cuya participación les facilitaba conseguir los permisos de viaje, además de recibir el apoyo de inusuales presupuestos para la época. Naturalmente, todo este apoyo fue astutamente aprovechado para la campaña propagandística nazi. Y todo para alcanzar el objetivo de ser los primeros en arrimarse a su punto más alto. Claro que tuvieron que esperar varios años. Y varias desventuras.
Dentro de sus primeros acercamientos, hubo una expedición en 1934 dirigida por W. Merkl, quien llegó a los 7.800 metros. Al descenso se desata una fuerte tormenta donde muere el propio Merkl, junto a tres compañeros más y seis sherpas.
5 años después, una gran expedición comandada por Peter Aufschnaiter —donde participa Harrer— fracasa nuevamente junto a un equipo austro-alemán en un intento por la vertiente del Diamir.
Pero quien más insistió con este objetivo fue el controvertido doctor Karl Herrligkoffer, jefe de muchas expediciones que acecharon la montaña a partir de la segunda mitad del siglo XX. Pero sería un coterráneo suyo quien pisara por primera vez, en 1953, su cumbre: Hermann Bühl. Evidentemente que, tras la ascensión inaugural por la vertiente Rakhiot, Herrligkoffer se decidiera por la Diamir.
Es así que, en 1961, conforma una “joyita” de equipo, compuesto de los mejores escaladores alemanes del momento: Siegi Löw, Andelt Mannhardt y Toni Kinshofer, autores ese mismo año de la primera escalada invernal a la norte del Eiger. Kinshofer apuesta por una ruta que aparentemente ofrece mayor seguridad a las continuas avalanchas que barren el glaciar desde lo más alto. Esta vía está algo cargada hacia la izquierda en línea vertical de la cumbre y asciende por un largo y empinado corredor de nieve-hielo, además de un infranqueable paso de roca.
Tras un primer intento, los clásicos imprevistos climáticos obligan a emprender la retirada luego de haber alcanzado los 7.000 mts, pero ya habían superado la mayor dificultad técnica de la ruta: un paredón de aproximadamente 150 mts., compuesto de bloques de roca, terrazas y un gran muro final sobre los 6.000 mts, el supuestamente “infranqueable” paso de roca. Kinshofer lideró la apertura de la escalada, denominándose por ello “el paso Kinshofer”, pero que con los años se extendió a toda la ruta. Buen ojo el del hombre.
Cumbre
Obsesivos, en junio del año siguiente, cinco hombres vuelven a terminar la tarea pendiente, liderados por Herrligkoffer. Durante el ascenso a la cumbre, sólo quedan Kinshofer, Mannhardt y Löw, quienes pisan la cima a las cinco de la tarde, pues dos de sus compañeros desistieron en el intento. En su cúspide encuentran el hito dejado por su compatriota Bühl casi 10 años antes —un piolet con la bandera de Pakistán—.
Absoluta felicidad. Son los segundos humanos en alcanzarla. Felicidad sólo comparable con su absoluto agotamiento. Contemplan por breves instantes el magnífico paisaje alrededor y cómo las sombras se alargan en el horizonte, dibujándose el contorno del Nanga sobre las nubes, signo inequívoco del avance del día. Por esto se ven obligados a pasar la noche desprovistos de una carpa y saco de dormir, casi 100 metros debajo de ella, lo que les deja congelaciones a los tres escaladores.
El descenso
Al día siguiente, muy temprano, comienzan el descenso. Deciden bajar desencordados y Löw, demasiado débil tras el esfuerzo del día anterior y de sus heridas, sufre una caída cercana a200 mts, quedando en muy mal estado. Mannhardt parte en busca de ayuda, mientras Kinshofer permanece con Löw hasta que fallece. Finalmente, Kinshofer realizó un épico descenso que tardó dos días.
A pesar de la historia, de sus míticas, epopéyicas y gloriosas odiseas de sus primeros estandartes, todos reconocen esta ruta como la más segura y una de las más directas. Salvo contadas expediciones que continúan internándose en diferentes variantes, la mayoría han decidido emprender su ascenso por esta vía, precisamente por lo segura que es (sobre el 80% de las expediciones). Y desde 1995, todas las personas que han hecho cumbre han subido por ésta, salvo notables excepciones, como la variante abierta por el francés Lafailleen 2003; la ascensión que realiza Reinhold Messner en solitario y sin oxígeno en 1978, y la de la primera mujer, la polaca Wanda Rutkiewicz en 1985.
En un despejado y soleado pero muy ventoso día, junto a Jordan alcanzamos la cumbre de este clásico volcán de la zona de la Puna de Atacama, en un rápido ascenso comenzando, como siempre, desde Laguna Verde.
Luego de subir el cerro 7 Hermanos (4.850 mts.) en Laguna Santa Rosa, fuimos hacia el campamento en Laguna Verde (4.300 mts.), para al día siguiente realizar el ascenso de este hermoso volcán, que contaba con la presencia de más gente perteneciente al club de montaña DAV.
¡Felicitaciones Jordan por esta cumbre, la primera seguro de muchas otras!
El cururo (Spalacopus cyanus) es una especie de roedor histricomorfo de la familia Octodontidae, la única del género monotípico Spalacopus. No se reconocen subespecies. Es endémica de Chile.
Se puede encontrar en Chile, desde Caldera (III región de Atacama) hasta Chillán (XVI región de Ñuble), desde el nivel del mar hasta 3.400 mts. de altitud. Es un roedor fosorial (vive bajo tierra) de alrededor 14 cm de longitud, más la cola que mide 4 cms., de forma cilíndrica. Su pelaje es corto y suave, en general negro azabache con visos grises. De ojos negros, orejas pequeñas y manos grandes con fuertes garras prensiles. Los dientes incisivos sobresalen de su boca y son bastante poderosos, capaces de masticar duras raíces
Forman grupos de 6 a 15 individuos que viven en galerías que construyen bajo tierra. Allí tienen cámaras para almacenar alimento y para la crianza. La longitud de su sistema de galerías se estima en hasta 600 metros. Se caracteriza por construir túneles profundos en terrenos cubiertos de vegetación con raíces comestibles o bulbos. Las entradas se reconocen por los montoncitos de tierra. Son capaces de horadar extensas áreas de pastizales o laderas.
En tiempos de sequía se ocultan en las profundidades y se hace de hábitos solo nocturno. Construye galerías subterráneas, las que no abandonan, pero asoma su cabeza en las entradas cuando sale el sol. Consumen bulbos y raíces, los cuales almacenan en cámaras que pueden llegar a contener hasta 13 k de alimento. Cada hembra pare una a dos veces por año una camada de una a tres crías con pelaje completo del mismo color que los adultos.
Son poco frecuentes de ver en luz diurna, son tímidos y rehúyen la presencia humana; son activos durante los atardeceres y también durante la mañana y no abandonan nunca la entrada de sus cuevas. Se comunica con sonidos que resuenan en los túneles.Cuando la vegetación del terreno disminuye, la colonia se traslada durante la noche.
Fuente: SAG / Wikipedia
Fotos: Adolfo Dell´Orto S.
El Nevado Marmolejo se ubica en los Andes centrales, justo donde termina Santiago, a un costado de su vecino San José —volcán cabecera del Cajón del Maipo—, y se eleva, con sus 6.108 mts, como la última montaña del mundo que supera la mítica barrera de los 6 mil metros sobre el nivel del mar en esta latitud. Más al sur, ninguna supera los 5.999 mts.
Así es. Ni lo imponentes Himalayas o Karakorum albergan alturas por debajo de esa latitud, conviertiéndola así en una montaña muy atractiva gracias a este especial valor agregado, siendo muy apetecida por extranjeros.
Extenso como no se imaginan, frío, de faldeos pedregosos y lomas cargadas de nieve y hielo en lo alto, este macizo (no volcán como se suele afirmar), es un hermoso desafío para quienes buscan pisar por vez primera cotas seismileras, todo un reto para quien se considere un montañero fuerte. Y para quienes buscan seguir extendiendo su palmarés sobre estas marcas.
No es trivial subir este seismil. O cualquier otro. Por algo muchos europeos que se peinan en montañas técnicas (o que involucre el uso de cuerda para asegurar pasos complicados), vienen a Chile y “rebotan” porque se apunan no más arman el segundo campamento. Y no es falta de fortaleza —en absoluto—, sino que están habituados a alturas bastante menores, considerando que el Mont Blanc, con sus 4.805 mts., es la mayor cumbre que pueden acceder por esas latitudes.
Para nosotros —en Chile al menos—, acceder a esa altura o menores o no reviste mayor problema. Claro que también hay tremendos montañeros con muchísimas condiciones que invariablemente tienen “techo” y tras alcanzar cierta altura, derechamente sufren lo indecible y terminan alivianando el estómago del desayuno o la comida más reciente; la altura puede pasar la cuenta.
El Marmolejo es de esas montañas que para algunas personas genera una gran alegría por haber logrado su cima y no sólo por lo hermosa que resulta ser, sino porque es tan extenuante su ascenso que tranquiliza el hecho que no hay que volver al menos por un buen tiempo, pero aún así hay quienes gustan ¡repetirse el plato!
Los ascensos más habituales transcurren por dos opciones: Embalse del Yeso o Valle de la Engorda, siendo este último el más usual, principalmente por la facilidad para encontrar arrieros que puedan transportar la carga hasta el campamento uno al menos.
Volviendo al cerro, el ascenso por este valle en dirección al Estero Marmolejo, supone una dura aproximación de más de 20 kms., donde se deben cruzar esteros, ríos, caminar entre rocas, superar unas poco amistosas morrenas, etc., para recién llegar al primer campamento. Hace ya varios años vi a unos italianos en el base “aclimatando” (llevaban, entre otras cosas, 2 cajas de botellas de buen vino chileno). Y creo que hicieron cumbre. Notable.
Los días venideros son más breves, pero se comienza a ganar altura significativamente y comienza a hacerse sentir las bajas temperaturas (¡qué cerro más helado!). Una vez sobre las largas y suaves laderas, las vistas de la imponente cordillera central dejan de lado por un instante lo fatigoso del ascenso. Hay montañas para deleitarse y los glaciares y neveros que caen a lo lejos hacen un momento olvidar, dada su grandeza, que están retrocediendo a velocidades insospechadas, para luego dar paso a una gran pena tras admitir la realidad.
La cumbre es sólo el pretexto para poder asistir a montañas que entregan momentos tan inolvidables como el Marmolejo. Es pesada, cansadora, fría y larga, pero bien vale la pena volver. He vuelto, varias veces, y espero seguir haciéndolo.
En un día soleado —casi caluroso en algunos momentos— alcanzamos la cumbre de este mítico volcán que supera los 6.740 mts., luego de 9 horas de ascenso.
San Pedro de Atacama
Comenzamos con el proceso de aclimatación en San Pedro de Atacama, con los ascensos a los amistosos cerro Toco y volcán Láscar, ambas montañas que superan los 5.600 mts. de altitud. Estas montañas —de fácil y breve ascenso— permiten enfrentar los diferentes campamentos del Lullaillaco contando con algunas horas de altura que facilitan al cuerpo comenzar a acostumbrarse a los cambios de altitudes a medida que se avanza en la montaña. Además, siempre resulta más grato y cómodo retornar a la habitación de un hotel, que garantiza un mejor descanso y preparación para enfrentar a la montaña.
El viaje
Una vez concluidos los ascensos de preparación, enfilamos rumbo al Lulla, dirigiéndonos hacia el sur por la ruta 23 CH, cerca de 260 kms. Este camino atraviesa extensas áreas desérticas, despobladas y completamente alejadas de cualquier tipo de contacto con “civilización” alrededor , lo que confiere un grado de aislamiento bastante serio. Aun así, los paisajes son verdaderamente sobrecogedores. La sensación de lejanía lo convierte definitivamente en un sentimiento especial.
Tras algunas horas de viaje, es posible alcanzar un antiguo villorrio en la abandonadas estación de trenes Monturaqui, —inaugurada en 1948— emplazamiento ubicado a los 3.450 mts. de altitud y que muestra el paso del tiempo en esta alejada zona que alguna vez buscó el objetivo de unir las ciudades de Antofagasta y Salta, en Argentina.
El volcán
Como es de costumbre, el ascenso fue en solitario, sin la presencia de más gente en la montaña, pues se trata de un recorrido muy duro, incluso para gente con experiencia.
El día de cumbre comenzó a las 3:20 am, bajo una oscura pero muy estrellada noche, dando paso luego a un despejado y soleado día, con muy poco viento, lo que ayudó para conseguir la tan anhelada cumbre cerca del mediodía. Algunas fotos y de regreso al campamento alto, ubicado a 5.550 mts.
Al día siguiente retornamos al campamento base, donde terminamos de ordenar el equipo y nos devolvimos a Antofagasta por una merecida ducha.
Felicitaciones a Pierre, no sólo por la cumbre conseguida, si no sobre todo por su tremendo ánimo, entusiasmo y simpatía durante este largo viaje que comenzó hace casi 2 semanas.
Este es uno de los trekkings más maravillosos del mundo, pues recorre claros senderos rodeados de una impresionante naturaleza, atravesando poblados, puentes colgantes y caseríos de un diversidad cultural que lo vuelven únicos en el mundo. En este hermoso recorrido por los senderos y montañas de los Himalayas tendremos la posibilidad de apreciar varias cumbres de gran altura como son el Everest —la máxima altura del planeta, con 8,848 mts. de altitud—; el Cho Oyu (8.188 m), el Ama Dablam (6.812 m) y el Lhotse (8.516 mts.), entre otros.
Son poco más de 180 kms desde que comienza el recorrido —ida y regreso—, donde se puede apreciar escenarios naturales únicos en el mundo, permitiendo vivenciar y disfrutar todo el intercambio cultural con gente de montaña en uno de los lugares más apartados y especiales del planeta.
Finalmente, tendremos la posibilidad de caminar por las exóticas y centenarias calles de Kathmandu —capital de Nepal—, y realizaremos un largo recorrido de casi dos semanas por los maravillosos valles del Gokyo y del Khumbu, donde también ascenderemos las cumbres del monte Kala Pathar (5.644 mts.) y del Gokyo Ride (5.350 mts.).
Además, tendremos la opción de visitar el campamento base del monte Everest, opcionalmente visitaremos el Everest Base Camp, sobre los 5.350 mts. de altitud. Todo el detalle del programa lo puedes encontrar en este link.
¡Acompáñanos en este inolvidable viaje al corazón de los Himalayas de Nepal!
Los días 5 – 6 y 12 – 13 de octubre se realizaron los terrenos del curso de Formación en Montaña, en Yerba Loca y luego en el cerro Cortaderas, para cerrar las salidas. Contamos con un buenísimo tiempo en ambas fechas y un motivadísimo grupo que aprovechó las salidas donde pudimos ver todos los contenidos del curso.
Felicitaciones a Edson, Diego, Julien y Ramón por el gran entusiasmo mostrado durante las jornadas en terreno y clases teóricas y ojalá puedan de a poco —y con paciencia— concretar los objetivos de montaña con los que sueñan.
Cumbres volcanes Aucanquilcha, Palpana y San Pablo
Los días 13 a 21 de septiembre realizamos un triple ascenso en la región de Antofagasta de los volcanes Aucanquilcha (6.187), Palpana (6.030) y San Pablo (6.088), contando con un muy buen tiempo, aprovechando los días feriados del 18 Xl de este 2024.
Comenzamos con el ascenso al clásico cerro Toco (5.615) desde San Pedro de Atacama, como parte del proceso de aclimatación, para luego viajar hacia el pueblo de Ollagüe, a 3.670 mts., desde donde iniciamos el camino del triple ascenso con los 2 primeros: Aucanquilcha y Palpana.
Tuvimos que tomar una variante más larga en el camino de aproximación, pues el habitual se encuentra cortado debido a surcos y grietas generados por las lluvias propias del invierno altiplánico, impidiendo el paso. Este es un camino muy atractivo que comienza en Ollagüe hacia el noreste para luego cambiar al noreste, en dirección hacia la carretera que se dirige a Iquique. Bien vale la pena de tener tiempo recorrerlo para ver antiguas estaciones de tren abandonadas hace décadas, pero que alguna vez fue de gran utilidad cuando existía la explotación de azufre.
Una vez en el inicio de la marcha, cerca de los 5.200 mts., a la que se accede tomando un evidente camino que se dirige hacia el sur por una buena huella, se puede apreciar de inmediato lo realmente imponente y sobrecogedor de las instalaciones abandonadas: materiales, torres, casetas, roldanas, etc., de la antigua azufrera que operó desde 1912 hasta su cierre en 1992.
El camino, siendo muy simple, recorre un largo zig zag que permite un ascenso menos exigente que tomar la ruta directa por la quebrada, pero igual resulta pesado debido a lo arenoso del terreno. En algunas horas —ya pisando los 6.000 mts.—, se alcanza la base de las torres y los restos de una caseta, vivienda anterior de hombres que trabajaban en la mina.
Desde este punto, el camino es poco evidente, pero al encontrarlo es bastante simple y bastó con seguir la huella vehicular que, aunque se pierde en uno de sus tramos, en otro continúa hasta ¡la cumbre! Sí, cuesta creer que existe un camino que antes permitía alcanzar casi 6.200 mts. de altitud. Ventosa y fría cumbre, por lo que sólo algunas fotos y a descender. En poco más de 2 horas ya estábamos en la camioneta para luego comenzar el viaje de retorno a Ollagüe. Este sería el primero de los 3 seismiles por los que vinimos.
El día siguiente sólo fue de descanso, de sesiones fotográficas en la antigua estación de trenes y también de varias e interesantes construcciones abandonadas, además de visitar por un rato la inauguración de la ramada oficial de Ollagüe, viendo desde un inicio cómo armaban aún los diferentes puestos, juegos y otros durante la tarde. Y, por supuesto, recibiendo gustosamente un dulce terremoto de parte de los organizadores.
La noche no fue muy agradable debido a que nuestro hostal quedaba próximo a la ramada, así que luego de un sueño bastante irregular, salimos muy de madrugada al siguiente objetivo: el volcán Palpana, de 6.032 mts. Bajo una luna llena al 100%, salimos desde Ollagüe rumbo al punto donde nos desviábamos del camino principal, al costado del impresionante salar de Ascotán quien, con su suave y plateado brillo nocturno, resaltaba con el contraste de las montañas que lo rodeaban.
Aunque tomó algunos minutos encontrar la huella que conducía hacia el volcán, el camino fue expedito y, dentro de todo, bastante bueno considerando que no se trata de una montaña que cuente con visitas seguidas.
Ya a los pies de la pedregosa arista que se dirigía al hombro bajo la cumbre, ascendimos en línea casi recta por sus firmes laderas rocosas. Fue un desnivel bastante largo —más de 1.700 mts.—, ganando altura rápidamente, pero de forma cansadora. Último traverse y remontada de una ladera con algo más de pendiente y ya estábamos en la cima del segundo objetivo trazado inicialmente. Al igual que el primero —Aucanquilcha—, la cumbre nos recibió con bastante y frío viento, pero que no impidió tomar algunas fotos muy contentos con lo logrado, para luego bajar por el costado de la ruta de ascenso, más rápida y en forma directa. Cerca de la medianoche estábamos ahora en Chiu Chiu, pintoresco y hermoso pueblo ubicado en pleno desierto, a 30 kms. de Calama, en el excelente hostal de Silvia (Sol del Desierto).
No tuvimos mucho tiempo de descanso, así que luego de un tremendo desayuno, fuimos a hacer algunas compras en Chiu Chiu para ya viajar hacia el siguiente objetivo, el tercero y último de las 3 montañas: el volcán San Pablo, de 6.088 mts. de altitud.
El camino hasta el campamento base es muy lindo, rodeado de grandes montañas y bajo la atenta y curiosa mirada de muchas vicuñas que habitan en el sector. Además, tuvimos la oportunidad de ver algunos ejemplares de Suri, el ñandú del norte del país, pero que no dio tiempo para fotografiarlos.
Una vez alcanzado el solitario campamento —el único que hicimos—, ubicado casi a 4.600 mts., descansamos durante la noche para salir también muy temprano y así aprovechar al máximo la luz del día. Aunque esta montaña posee un campamento alto sobre los 5.200 mts., decidimos comenzar desde el mismo base, caminando más, pero durmiendo a menor altura. Fue una larga jornada donde contamos con un excelente tiempo, incluso en su punto más alto, siendo la única donde estuvimos disfrutando la cumbre bajo un cálido sol del atardecer. El descenso fue tranquilo y tomó algunas horas alcanzar nuevamente el campamento, para desarmarlo rápidamente y viajar hacie el hostal en Chiu Chiu, donde luego de una reparadora ducha, descansamos con la felicidad de haber conseguido los tres objetivos por los que viajamos.
Último día, orden de equipos, almuerzo en el pueblo y traslado al aeropuerto de Calama donde nos juntamos para devolver la noble camioneta a Felipe para retornar a Santiago por la tarde. Nuevamente felicitaciones a Cathy y Renato quienes demostraron como siempre lo fuertes que son en este tipo de escenarios, siempre “para arriba” y con ganas de seguir alcanzando nuevas cumbres.
Durante 3 días continuos y contando con un tiempo ventoso y luego muy agradable, se realizó la práctica del Curso de Montañismo Invernal, nuevamente con un motivadísimo grupo que pudo aprovechar los intensos días en un maravilloso entorno de montaña.
Pudimos construir algunos iglús y cuevas, donde todos tuvieron la oportunidad de vivir la experiencia de dormir y pasar 3 días en el interior de estas “moradas”, comprobando lo seguras y protegidas, más allá de lo cansador que resulta el “paleo”.
Vimos todas las maniobras propias del curso: técnicas de marcha, conducción de grupos, autodetención, manejo de cuerdas, etc., siempre con un gran entusiasmo por avanzar en todos los temas. Y, como guinda de la torta, tuvimos la visita de un solitario y curioso guanaco que subió y bajó por el valle, llevándose la mirada de todos los visitantes del sector.
Felicitaciones a Nathalie, Sven, Samadhi, Christian, Tomás, José Miguel y Cristhian por el esfuerzo, entusiamos y sobre todo muy buena onda durante los días en terreno y clases. Y Luke, para la otra vas a poder acompañarnos.
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