Los días 13 y 14 de mayo se realizó el terreno del curso de cuerdas nivel formación, contando con excelente tiempo y, sobre todo, con una tremenda participación de Alejandra, Manuel y Pablo, quienes realizaron todo el trabajo de la mejor manera y siempre con excelente disposición, sobre todo para quienes nunca habían realizado estas maniobras (excepto Ale).
La Taruka: desconocido y desprotegido ciervo del norte
Este ciervo se denomina taruca o huemul del norte Hippocamelus antisensis. Su nombre proviene de la palabra “huemul” que es de origen mapuche y en realidad corresponde a la otra especie de ciervo de este mismo género (Hippocamelus), mientras que la palabra “taruca” de origen quechua (taruka=venado) y aymara (taruka=venado pequeño).*
En octubre de 2021, subiendo por el antiguo y deteriorado camino al volcán Tacora, de 5.890 mts., en cuyas laderas sobre los 5.000 mts de latitud se encuentra una antigua y abandonada mina azufrera, tuve la oportunidad de ver por primera vez a este ciervo que solo había leído sobre su existencia y visto algunas fotos.
Ascendiendo en 4×4, a la distancia pude ver algo que se movía sobre unas antiguas construcciones de roca, abandonadas y destruidas, a unos 4.700-4.800 mts. de altitud. No tenía el color de guanacos o vicuñas, siendo estas últimas bastante abundantes en esta zona a pesar de la caza furtiva de “chuteadores”, como se les denomina a estos forajidos que cruzan la frontera desde Perú en busca de su carne y sobre todo, pelaje. Era algo diferente, sin duda.
Detuve la camioneta, tomé la cámara, me acerqué lo que más pude para evitar que huyeran y con un lente de 300 mm. traté de enfocarlas para reconocerlas. A pesar de la gran distancia que nos separaba, con seguridad el ruido del motor las alertó previamente quedándose quietas. Aun así, pude distinguir a 2 figuras de color gris que miraban hacia donde nos encontrábamos. Sabía de la existencia de este ciervo en estas latitudes, pero no esperaba verlas de ninguna forma, para qué voy a mentir
Una vez que se “relajaron”, comenzaron a saltar, a moverse en círculos y, luego de algunos movimientos más, se quedaron quietas nuevamente; nos volvieron a mirar y arrancaron, perdiéndose ladera arriba, siendo imposible volver a reconocerlas otra vez.
Las imágenes que pude captar son bastante deficientes pero me sirvieron para conocerlas “en vivo”, puesto que se trata de una especie —varía según el autor y estudio al parecer— en peligro de extinción o vulnerable.
Cualquiera que sea su condición, pienso que es evidente que debería estar dentro de alguna donde exista la protección adecuada para ejemplares que ven amenazados su hábitat, principalmente —y, como es casi siempre—por la acción humana, que progresivamente reduce su espacio, además de cazadores furtivos, entre otros.
Les dejo un interesante link, con muy buena información y excelentes imágenes.
Este curso tiene como objetivo entregar las herramientas teóricas y prácticas fundamentales para desarrollar la actividad de montañismo de forma autónoma y segura.
¿Quieres conocer uno de los trekkings más espectaculares del mundo? Desde el 5 hasta el 23 de agosto tendrás la oportunidad de visitar unos de los lugares más maravillosos que existe.
Acompáñanos en esta inigualable aventura hasta los rincones más escondidos del Karakórum, en un viaje hasta el campamento base del K2 quien, con sus 8611 mts. de altitud, es la segunda montaña más alta del mundo, subiendo por el imponente glaciar Baltoro.
5 a 23 de agosto 2024
Mínimo 6 participantes – máximo 10
El trekking comienza en la ciudad de Skardu, hasta Askole, un pequeño pueblo en los faldeos de las montañas. Desde este punto, el trekking comienza con un paseo por el valle de Braldu, cruzando algunos puentes colgantes y atravesando pueblos remotos de la región.
Tendremos la oportunidad de visitar varios campos base de montañas famosas como K2 y Broad Peak, entre otras. Podremos experimentar en terreno la cultura de los habitantes locales y visitar sus aldeas, interactuando con ellos para conocer de alguna manera su forma de vida.
El trekking al Glaciar Baltoro es una experiencia inolvidable para los amantes del trekking y la montaña, pues ofrece paisajes impresionantes y una oportunidad única para conocer la cultura de la región.
¡No te quedes atrás y sé parte de esta verdadera aventura!
Cumbre cerro El Plomo – 27 marzo En un rápido ascenso de 2 días y con un tiempo espectacular, conseguimos la cumbre del cerro el Plomo el día 27 de marzo, cerrando con ello la temporada de ascensos de AndesContact 2022-2023 hasta junio-julio, con los viajes a los volcanes Acotango y Guallatiri en la XV región.
Subiendo
Salimos el día domingo 26 desde Santiago a las 8 am., llegando al punto de reunión en la Parva con el arriero (Fabián), tomando el andarivel (¡sí, es buenísimo!) y comenzando la marcha al poco rato. En poco más de 3 horas estábamos ya en el campamento Federación y, aprovechando que prácticamente todo el mundo bajaba por ser día domingo, tuvimos la oportunidad de utilizar el refugio Cristóbal Bizarri, construido y donado por su familia. Personalmente nunca había tenido la opción de usarlo —ni entrar— porque siempre se encontraba ocupado; quedé sorprendido de lo tremendamente bien construido de este. La nota amarga: el baño, también levantado por la misma familia, inutilizable por la cultura de ciertos “montañistas”.
La cochinada de siempre
A propósito de lo mencionado en el párrafo anterior y, como es habitual en muchos de los cerros de Chile, es lamentable la basura que se encuentra: miles de papeles higiénicos a la vista, botellas plásticas, caca repartida, etc. El refugio, siendo un lugar espectacular, fuera de alguna lumbrera que trató de quebrar una ventana, se encuentra en buen estado y limpio en general, pero hay gente que insiste en dejar comidas abiertas, botellas de agua y jugos isotónicos a medias, frutas (muchos limones…), bolsas de pan, queques y mayonesas abiertas, etc. Y nadie nunca deja nada. Curioso..seguro llegan solas.
El día de cumbre
En fin. El día de cumbre fue tranquilo, solitario —solo habían 2 personas más en el cerro—, poco viento salvo en la cumbre que, sin ser intenso, se hizo notar un poco, pero en general fue muy rápido, literalmente sin ninguna parada ni para tomar agua o comer. La cumbre, a las 9 am, dejaba asomarse los primeros rayos que apenas entibiaban el ambiente, pero que siempre son bien recibidos. Nadie más, solo 5 personas alcanzamos la cumbre ese día. La bajada igual de tranquila, solo con una parada de algunos minutos en el refugio Agostini (4.670 mts. aprox.), el único lugar con algo de señal para así poder dar signos de vida.
Volviendo
Puntualmente Fabián (arriero), llegó al campamento, donde solo tuvimos que cargar los bolsos para comenzar la marcha de regreso. Mucho calor y poco viento ahora, pero con la satisfacción de haber bajado con la cumbre en un agradable día y en muy buen ascenso.
El día 12 de marzo alcanzamos la cima de este imponente volcán, ubicado en el límite con Argentina, en pleno corazón de Los Andes centrales de Chile.
Este viaje debió haberse realizado la primera semana de enero, pero fue aplazado por mal tiempo; solo recordar los aluviones en el Cajón del Maipo durante esos días debido a lluvias en altura. Se esperó hasta último momento y el tiempo acompañaba, por lo que solo quedaba confirmar a Marcelino (arriero), ordenar el equipo, comprar la comida y partir.
Día 1:
Salimos de Santiago relativamente temprano, ya con los primeros tacos de inicio de año escolar, reuniéndonos casi a la hora acordada en Alfalfal. Nos juntamos con Marcelino al final del camino vehicular (puente cortado en Chacayar), ordenamos, dejamos listas las cargas para las mulas y comenzamos la marcha de aproximación.
Bastante caluroso el día, pero a medida que ascendíamos por el cajón —bordeando el río Colorado— se podía sentir algo de brisa en la cara, de otra manera hubiera sido de verdad asfixiante.
El camino transcurre por senderos bien definidos, ganando altura lentamente hasta el sector de Baños Azules o Pozones, donde hay que bajar desde la llanura superior para luego cruzar el río Museo y ascender hasta una arista que obliga a bajar nuevamente, cruzar el río Azufre —caudaloso y siempre con ese color chocolate— para otra vez volver a subir.
Un nuevo valle que se estrecha hacia el sureste, flaqueado por paredones verticales de estratos y que vuelve a abrirse tras pasar por una cerca, deja al grupo en el campamento 1 —Aguas Buenas—, protegido sector, provisto de un cobertizo de los arrieros y con una parrilla que invita a sentarse en torno a un asado. Y así fue; devoramos lo que sería el último lujo antes de entrar al verdadero terreno montañoso.
Día 2
Orden de equipo, carga de animales, algunas fotos a los cururos que se asomaban fuera de sus galerías e inicio de nueva marcha, sobre un amplio valle que se dividía en 2 luego de un par de horas de caminata. Nunca deja de impresionar la vista del cerro Chimbote, de 5.493 mts., al final del Cajón de los Perdidos.
Tas unas 2,5 horas de marcha aparece la primera vista del Tupungato, hacia el sureste, dejando en claro que el ascenso no iba a ser breve ni menos simple, pero verlo ya constituía una emoción tremenda.
Una vez atravesado el famoso “Mal Paso”, que esta vez no fue tan malo como en otras oportunidades, se alcanza el campamento Vega de los Flojos, un hermoso y amplio lugar para acampar, teniendo como telón de fondo las glaciadas laderas del cerro Sierra Bella —5.275 mts.— quien, a pesar que ha perdido dramáticamente hielo de sus laderas, sigue siendo una montaña realmente linda.
El campamento Perdices, a 3.700 mts. aprox, es unlugar cómodo y muy lindo para pasar la noche. Protegido por algunas rocas y con agua a mano, es un excelente lugar para pasar la segunda noche.
Día 3
Luego de una agradable noche bajo un estrellado cielo y tras ordenar las cargas para que Marcelino las subiera al campamento Penitentes (4.400 ms.) e incluso un par más hasta el siguiente, reanudamos la marcha. El terreno era bastante pedregoso —lecho del estero— pero en poco tiempo alcanzamos el sendero que baja desde el volcán mismo. Progresivamente íbamos ganando altura, lo que permitía admirar las montañas de fondo, como el Sierra Bella y ahora el Polleras (5.993. mts.) —pedazo de cerro—, hacia el norte, entre otros.
Día 4
Tras otra agradable noche ahora en el campamento penitentes, nuevamente ordenamos todos los equipos y cargamos las mochilas, dejando ordenadas las cosas que iban a permanecer hasta nuestro regreso. Ascendimos por un sinuoso y suelto sendero hasta el siguiente campamento.
Luego de superar este tramo, encontramos un valle de altura provisto de varias pircas, siendo una muy buena alternativa para montar campamento. El último tramo del camino fue a través de una huella bien definida sobre una ladera que ganaba en pendiente mientras ascendíamos, la que nos dejó en el campamento ubicado a 5.150 m aproximadamente. Una amplia explanada con algunas pircas, bastante agua y buena vista hacia el norte y oeste, fueron nuestro refugio durante las siguientes 3 noches.
Día 5
Ese día vimos diferentes opciones en la estrategia para alcanzar la cumbre: una de ellas era portear equipo hacia el siguiente campamento ubicado 5.650 m para luego retornar y, al día siguiente, tomar el resto del equipo y acampar en la altitud antes mencionada. La otra opción que fue la que finalmente acordamos todos, consistía en portear el resto del equipo al campamento de altura para luego —al día siguiente— descansar en el campamento a 5.150 mts. Esta es una buena opción para poder descansar a una altitud menor.
Día 6
Día de descanso, de hidratación y comer en abundancia; preparación de equipo para el día de cumbre e ir a dormir temprano. Ansiedad.
Primeros rayos solares, alumbrando a los cerros Sierra Bella, Polleras y Polleritas. Vista hacia el noreste.
Día 7 (de cumbre):
Y llegó el día. Despertadores a las 3 am. A pesar de la cantidad de horas en el interior del saco de dormir, pocos durmieron bien: ansiedad, nerviosismo, ganas. Café, algo para comer y salimos algo después de las 4:40 am. Seguimos las luces de un grupo de argentinos que habían llegado al campamento el día anterior y continuamos la marcha juntos. Antes de las primeras luces del amanecer, el grupo se tuvo que dividir momentáneamente para luego volver a reunirnos después de un rato. Lindo día, poco fría la amanecida y buen paso hacia los pies de la canaleta, famoso estrecho corredor que gana altura progresivamente entre piedras, neveros y penitentes que no obstaculizaban tanto la marcha.
Ya sobre la explanada y tras dejar la canaleta, el viento comenzó a soplar intensamente —no muy frío— pero sin dar tregua. Saludamos a los argentinos que hicieron cumbre previamente y seguimos hacia el filo que conduce a la cima de norte a sur. Hacia el este el viento era menos intenso debido a que la artista nos protegía, pero al asomarnos levemente sobre ella, se volvía a sentir con fuerza. Los primeros en hacer cumbre (Sebastián y Pablo), llegaron unos 45 antes y nos topamos cerca de la cumbre chilena. Otros 45 minutos más y la cumbre ya estaba bajo nuestros pies. Solo un par de fotos, videos y a emprender la bajada. Teresa y Cathy felices a más no poder.
Algunas nubes rodearon el cono cimero mientas descendíamos, pero se concentraron principalmente sobre el campamento —1.400 mts más abajo—, por lo que no fue un obstáculo. De hecho, dejó ver unas imágenes muy lindas que generaba el contraste entre nubes, cerro y cielo.
Descenso de la canaleta y nubes de fondo.Ya de regreso al campamento, algo rápido para comer y a descansar. Fue una larga jornada que tomó varias horas y metros de desnivel, pero la satisfacción de haber alcanzado el objetivo fue superior a todo el cansancio, frío y dificultades vividas durante el camino hacia el punto más alto.
Día 8
Levantamos campamento y dirigimos la marcha hacia campamento Penitentes donde, luego de comer e hidratarnos, continuamos el camino hacia el siguiente campamento —Perdices—, para pasar la noche a menor altitud y en un más cómodo y protegido emplazamiento. Extendimos unos nylon en el suelo, sacos de dormir y a mirar el cielo estrellado.
Día 9
Muy temprano Marcelino y Nacho pasaron con las mulas para recoger la carga dejada en Penitentes, por lo que ordenamos las cosas que íbamos a dejar para que él recogiera después y reanudamos la marcha hacia Aguas Buenas, último campamento antes de regresar a Santiago.
Lindo día, algo de viento que hizo menos calurosa la jornada y ciertamente con la tremenda satisfacción de la cumbre conseguida. Y los pensamientos que se cruzan en el monólogo interno mientras se camina son siempre —o casi— los mismos: la felicidad de la cima. Más allá del cansancio del viaje y del duro día anterior, el sentimiento de bajar con la cumbre es difícil de transmitir a través de estas líneas. No se trata sólo de un número que engrosa el listado de cumbres anotados en una hoja, es un trabajo que comienza muchas semanas antes y estar en el cerro intentando esa cumbre sólo es la consecuencia de lo anterior. Insisto, es difícil —o no sé cómo— llevar a palabras ese sentimiento.
En fin. Algunas horas de marcha y Aguas Buenas, último campamento donde nos esperaba un maravilloso asado —por preparar—, cervezas, bebidas, etc. Para no creerlo.
Día 10
Y llegó el último día de este extraordinario viaje. Orden de equipo, carga de mulas y a caminar. Algunas horas de marcha por el mismo camino que habíamos iniciado 10 días antes cargados de ilusión y sueños. Ahora devolvíamos los pasos con la pega hecha, sin novedad alguna y una felicidad indescriptible. Arriba de los autos y a la espera de una más que merecida ducha.
Desde el día 7 hasta el 15 de marzo realizaremos el intento a la cumbre del volcán Tupungato, de 6.585 mts., la máxima altura de Chile central.
El ascenso a esta montaña tiene todas las condiciones de un viaje a la alta montaña de Los Andes centrales: en extremo alejado, muy frío, ventoso y con noches a gran altitud, pero todo lo anterior solo enaltece a este coloso del valle central, convirtiéndola en un verdadero desafío de poder alcanzar.
Esperamos contar con buen tiempo y que el cerro nos reciba de la mejor manera.
L.95-105 cms. Normalmente en bandadas, se alimenta en lagos o lagunas someros, especialmente salobres. Entre 0 a 4.800 m de altitud. El flamenco estándar de Chile, el más extendido y el que sirve para comparar las otras dos especies.
Casi amenazado (200.000 individuos, de los cuales unos 30.000 en Chile). Identificación: el único phoenicpterus chileno, se distingue de phoenicoparrus (parina grande y chica), por los siguientes rasgos:
Patas relativamente largas.
Posee un dedo posterior.
Pico sustancialmente diferente: la mandíbula inferior en phoenicoparrus es ancha y, de perfil el borde cortante forma un seno pronunciado que encaja en la mandíbula superior; la mandíbula superior es más ancha en phoenicpterus.
Adulto: todo rosado, más concentrado en el pecho, parte baja del cuello, dorso y plumíferos. La parte posterior del cuerpo luce más rosado brillante que el resto. Negro no visible con las alas plegadas. Pico rosado pálido con mitad terminal negra, ojos blanquecinos. Patas grises con articulaciones y pies rojos. En vuelo, las articulaciones rojas alcanzan la punta de la cola. Juvenil: pardusco, estriado por encima, sin rosado visible, patas grises pico de base grisácea. Inmaduro: de cuerpo blanco, sin número largo, negro visible en las salas plegadas, patas grisáceas pero con la base del pico rosa hacia el ojo claro del adulto. Final
Información: “Aves de Chile”, Alvaro Jaramillo, Ed. Lynx. Foto cabecera: Parina grande (Autor: Adolfo Dell´Orto S.).
Usamos cookies. Si te parece bien, simplemente haz clic en "Aceptar todo". También puedes elegir qué tipo de cookies quieres haciendo clic en "Ajustes".