Cumbre volcán Acotango, 6.053 mts.
El día 30 de julio y luego de ascender el cerro Wisalla, de 5.060 mts., como parte del proceso de aclimatación para ir acostumbrando al cuerpo a la altura, fuimos por el primer seismil del viaje —volcán Acotango—, comenzando muy temprano desde el hostal en Sajama, Bolivia. Lindo y despejado día, ninguna nube pero bastante frío debido al incesante viento oeste que nos daba a la espalda durante el ascenso y de frente mientras descendíamos. ¡Aun así, fue una gran jornada! Rápido ascenso, buenas condiciones del cerro en general. La vista hacia el altiplano es tremenda.
Luego de este ascenso, el grupo descansó un día aprovechando de visitar los geyser y las maravillosas termas de Sajama antes de ir por el Parinacota, de 6.376 mts.
¡Felicitaciones Cata y Andrés y otra cumbre con Mario!
Próximo doble ascenso de estos maravillosos volcanes que superan los 6 mil mts. de altitud, desde Sajama, Bolivia.
Los volcanes Parinacota y Acotango son 2 montañas fronterizas entre Chile y Bolivia que superan los 6 mil metros de altitud. Ambos volcanes son ascendidos en una jornada completa, comenzando desde el hostal ubicado en el pueblo de Sajama, Bolivia, a 4.220 mts., comenzando de madrugada para retornar posteriormente al pueblo.
El día 18 de junio conseguimos una de las más clásicas y visitadas cumbres de 6 mil metros de Bolivia, Huayna Potosí, montaña que alcanza los 6.088 mts. de altitud.
Luego de viajar desde Arica directo hasta Sajama, Bolivia (4.240 mts.), al día siguiente salimos rumbo al campamento 1, a 4.750 mts., luego de algunas horas de viaje, pasando también por La Paz, desde donde se puede apreciar la hermosa figura del Huayna. Al día siguiente alcanzamos el camp. alto, a 5.170 mts., donde preparamos los equipos para el día de cumbre. Durante la tarde mucha gente descendía de la cumbre hasta el refugio y otros varios más se encontraban igual de ansiosos como nosotros por ascenderla.
Salimos a las 2:00 AM, bajo una apenas estrellada y oscura noche, la que al amanecer dio paso a una espesa niebla rojiza, propia de las nubes que cubrían la parte alta de la montaña. La ruta —un serpeante camino entre enormes grietas, nieve y tramos de hielo—, ganaba altura gradualmente mientras avanzábamos unidos por la cuerda en un mar de fisuras en el hielo, pero siempre de manera segura y confiados de alcanzar la cima.
Muchas cordadas descendían felices por la cumbre conseguida, pero al mismo tiempo con la desilusión natural de no haber podido contemplar la maravillosa vista desde lo más alto debido a la niebla que se negaba a abandonar la montaña.
Mientras subíamos por la última rampa de nieve, la suerte nos acompañó y la montaña nos regaló el tiempo suficiente con el cielo abierto para alcanzar la cima luego de caminar por la imponente arista que lleva al punto más alto del Huayna. A las 8 AM pisábamos la cumbre y pudimos ver valles, cumbres cercanas y los faldeos glaciados de la montaña. Un verdadero privilegio.
Felicitaciones a Cathy y Renato como siempre por el tremendo esfuerzo y buena onda, mientras siguen acumulando seismiles, y a Mario por su apoyo y ayuda desde que salimos desde Sajama.
El día 11 de junio y, nuevamente con un excelente clima, alcanzamos la cumbre del volcán Sajama, de 6.542 mts., la mayor altura de Bolivia y objetivo final de este lindo viaje. Luego de aclimatar ascendiendo los cerros Wisalla (5.030 mts.) y Acotango (6.053 mts.), y tras descansar un día visitando los geyser y las increíbles termas de Sajama, salimos desde el hostal de Mario & Ana directo hasta el campamento alto, ubicado a 5.670 mts., sin pasar por el campamento base, a 4.710 mts.
El ascenso al Acotango algunos días antes trajo algunas consecuencias para Isabel, quien tuvo problemas en sus pies, lo que le obligó a descansar un día extra para recuperarse, impidiéndole acercarse al campamento alto y, con ello, quedando sin opción de Sajama; pero eso no fue obstáculo para ella y, lejos de quedarse de brazos cruzados, fue por otro tremendo objetivo: el volcán Parinacota, de 6.376 mts., y alcanzar su cumbre. ¡Felicitaciones Isa!
El 10 de junio junto a Teresa, Germán y Mario a la cabeza, nos internamos por una quebrada de queñoales, rugoso árbol propio de la zona, llegando al campamento alto en la tarde, emplazando las carpas casi a 5.700 mts., en un reducido espacio sobre un portezuelo apenas protegido. Muy poco viento, paz absoluta y frío “normal”.
Tere, quien desde Santiago arrastraba fuertes dolores de garganta y que tras el ascenso al Acotango tuvo algo de fiebre, decidió permanecer en el campamento y no ir por la cumbre a pesar del gran esfuerzo que hizo para alanzar este punto. Una pena, pero para ella que cuenta con varios seismiles en el cuerpo lo entendió de la mejor manera y esperó hasta el regreso del grupo. ¡Grande Tere! 11 de junio, 2:15 am y ya estábamos en marcha.
Bastante nevado resultó el volcán, lo que volvió más expedito varios tramos del ascenso y, luego de 6 horas de marcha, alcanzábamos la cumbre pasado las 8 am, con esa vista inigualable que regala este gigantesco volcán a quienes alcanzan el punto más alto. ¿El día? Soleado, sin viento y muy poco frío; un verdadero regalo.Descenso hacia el campamento y regreso al hostal. Larga jornada, mucha alegría.
Al día siguiente retorno a Arica, ducha, tranquila celebración y de vuelta a los hogares en Santiago y Buenos Aires (Germán).
Nuevamente felicitaciones y agradecimientos a todos —Tere, Isa, Germán— y el apoyo de Mario y la cocina única de Ana, por este tremendo viaje y gran experiencia.
Doble ascenso a los volcanes Sajama, de 6.525 mts., aclimatando previamente en un rápido y breve ascenso al Acotango, de 6.053 mts. Visita a los geysers y termas de Sajama. Todos los servicios incluidos.
Desde junio de 2024 comienzan nuevos ascensos al volcán Sajama, la mayor altura de Bolivia. Son 9 días de viaje donde también ascenderemos, como parte del proceso de aclimatación, el volcán Acotango, de 6.053 mts. Además tendremos la oportunidad de relajarnos y descansar en las espectaculares termas de Sajama, cercanas al pueblo del mismo nombre.
Acompáñanos en este maravilloso ascenso y viaje por el altiplano boliviano. Consulta por cupos.
El día 14 de julio alcanzamos la cuarta y última montaña de 6 mil metros planificada, cerrando así un viaje de casi 20 días nada menos que con la máxima altura de Bolivia, el nevado Sajama, un tremendo coloso que se eleva 6.542 mts. sobre el nivel del mar, emplazado en medio del altiplano boliviano, solo, sin montañas que le hagan sombra alrededor.
Participantes: Renato Mertens, Francisco Carrasco, Adolfo Dell´Orto y Mario Pérez.
Tras subir el volcán Acotango 3 días antes, decidimos tomar un día de descanso visitando por la mañana los geysers de Sajama y en la tarde las espectaculares termas del mismo nombre, un espacioso lugar abierto que invitaba a pasar mucho tiempo en el agua caliente. Y de verdad no daban ganas de salir, porque son realmente agradables.
El descanso
Más que descanso —que ayudó mucho, claro— la decisión pasó más que nada por evitar una noche en un campamento intermedio ubicado a 4.700 mts. que no aportaría tanto considerando que contábamos con aclimatación previa, por lo que sólo sería desgaste movilizar equipos y otros por una sola noche. Al día siguiente habría que caminar más, sí, pero hay más ganancia en dormir bajo que alto. Debíamos, por tanto, ascender desde el hostal ubicado a 4.250 mts hasta los casi 5.700 mts del campamento alto. Todos los ascensos organizados por Mario Pérez —guía boliviano y propietario (junto a Ana) del hostal donde nos quedamos— incluyen uso de porteadores, sin excepción, por lo que el ascenso hasta aquel punto resultó bastante más amistoso. No escuché quejas por ello.
Acercándonos
El sector donde comienza el sendero hacia, primero, el campamento base del Sajama, denominado Los Queñoales, se caracteriza por tener una cantidad tremenda de Queñoas o keñua (Polylepis tarapacana), un árbol de altura que crece en esos desolados parajes, alcanzando varios metros de altura. Una vez iniciado el ascenso, el camino transcurre por una estrecha quebrada que va ganando metros progresiva y suavamente, hasta alcanzar el campamento base, un amplio valle plano y cómodo para acampar, siempre bajo la mirada atenta del volcán, quien cierra este valle con su imponente cara oeste.
Tras un breve descanso, retomamos la marcha hacia una opción de campamento intermedio, llamada “23 de marzo”, lugar donde almorzamos y descansamos unos instantes. El camino hacia el campo alto es una débil huella sobre arenales y algunos tramos de acarreos, fuertemente azotado por el viento debido a su configuración, propios de una canaleta.
A 5.700
El campamento alto se ubica sobre un estrecho portezuelo, suficiente para albergar cerca de 6-7 carpas, provista de nieve y protegido por un peñón de roca que evita que sea aún más ventoso. Saldríamos a la cumbre Mario (guía), Renato y quien escribe. Francisco había resuelto días antes permanecer en el campamento
A la 1 am sonaron los despertadores y, con la cara llena de risa, nos levantamos. A pesar del viento constante, logramos dormir algunas horas. Listos, todos afuera y a las 2:20 estábamos ya en marcha. La noche era negra y solo se veía algunas luces esparcidas por la amplitud del valle a los pies de la montaña. La primera parte del cerro era un sendero de arenas firmes, por lo que en menos 40 minutos ya estábamos a los pies de la canaleta, un tramo breve de nieve dura y algo de hielo que da la impresión de ser más empinada de lo que aparentaba. Aun así, debíamos superar sus escalonados pasos con el debido cuidado.
La arista —la sección más entretenida del volcán— provista de algunas trepas y varios rodeos en roca y que debido a la oscuridad de la noche daba la sensación de verticalidad en algunos aéreos pasos, fue superada también en poco tiempo, aunque ahora con más viento durante su ascenso. Ya cerca de las 5 estábamos a los pies del cono, sobre los 6 mil metros de altitud.
Con las primeras luces del amanecer y ya sobre un infernal campo de penitentes, la cumbre comenzaba a asomarse de a poco. O eso creíamos, porque a cada tanto aparecía otro cono cimero. Y otro.
Sobre los 6.250 mts., los penitentes dieron tregua y pudimos avanzar sobre nieve dura, limpia y pareja, lo que ayudó bastante en los últimos metros, no sin antes tener que rodear una enorme y profunda grieta que cortó nuestro victorioso avance. Tuvimos que cruzarla sobre lo que en principio creíamos era un dudoso puente de nieve, pero tuvimos que reconocer que fuimos prejuiciosos con dicho puente, pues atravesamos el obstáculo ida y vuelta sin ningún problema.
La cumbre
Ahora sí; cumbre a la vista. Sabía de lo amplia que era la cima de este volcán, pero mis cálculos y referencias fotográficas quedaron definitivamente cortas: ¡es enorme! 3, 4, 5 canchas de fútbol, no sé, pero es realmente grande y plana. Y fría. Y ventosa. Un par de fotos y de regreso al campamento. Renato conseguía su seismil número 30 y Mario como su 5.000, no sé, pero muchos Sajamas. Un gusto nuevamente haber alcanzado otra cumbre con Renato y haber seguido a Mario en este ascenso.
Bajamos el cono, destrepamos la arista y la canaleta, para así estar al mediodía de regreso en el campamento alto. Desarmamos todo y de regreso por la misma huella que el día anterior nos recibió cargado de ilusiones mientras ascendíamos por esta hacia cotas mayores. Estas no son sólo palabras clichés —que lo son, ciertamente—, si no para quiénes suben montañas y, sobre todo al día anterior a la cumbre, el sendero es uno de los pocos testigos mudos de los miles de pensamientos que se cruzan y aparecen en la mente a medida que se gana cada metro durante la subida; ¿será muy pesado? ¿será muy difícil? ¿podré subir?, etc. Un monólogo interno que no calla y alienta como atormenta.
En fin, da para otro tema. Lo cierto es que en esta oportunidad sí alcanzó y todas esas ideas fueron silenciadas al momento de pisar el punto más alto de la montaña.
Cerca de las 6 de la tarde estábamos ya en el vehículo que nos trajo de regreso al hostal de Mario y Ana, para devorarnos esa deliciosa comida e irnos a dormir con la felicidad y satisfacción de la cumbre obtenida y de un tranquilo retorno.
Sábado: regreso a la aduana —con un tipo muy desagradable del SAG exigiendo los formularios de entrada—, transfer a Arica y domingo descanso en el hotel esperando el vuelo de regreso. Casi 20 días de viaje y ascensos por el altiplano chileno-boliviano.
Felicitaciones a Renato, Francisco y un gusto haber trabajado y compartido con Mario. Y agradecimientos a la atención y comidas de Ana; al power cargando equipo del “che” Gary y sobre todo Aurelio y por supuesto a los inolvidables ladridos nocturnos de Suki y…seguro se me pasó alguien.
El día 7 de julio alcanzamos la cumbre del volcán Acotango, de 6.052 mts, consiguiendo así el segundo seismil de la primera parte del viaje. Nuevamente comenzamos desde el hostal Uta Kala, ubicado en el caserío de Parinacota (4.450 mts), saliendo muy temprano en la madrugada para aprovechar los cortos días de invierno.
El volcán se encontraba más seco que en años anteriores y en su inicio encontramos algunos penitentes, pero que no entorpecieron en absoluto el ascenso. Tras algunas horas de marcha y con algo de viento, alcanzamos la cima bajo un soleado día, para luego comenzar a descender y retornar al hostal.
Nuevamente felicitaciones a Tere y Francisco por el esfuerzo y ganas mostradas durante todo el viaje.
Usamos cookies. Si te parece bien, simplemente haz clic en "Aceptar todo". También puedes elegir qué tipo de cookies quieres haciendo clic en "Ajustes".